Capital Verde

La MyNeofintech accede a programas de capital alterativo verdes, a través de prestamos verdes, bonos verdes y notas verdes, son cualquier tipo de bonos o nota que se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes, entendiendo como tales aquellos que contribuyen a la consecución de los objetivos de desarrollo sostenible.​

Estos objetivos se centran en conseguir una energía no contaminante, producción y consumo responsables, la consecución de ciudades y comunidades sostenibles o garantizar la vida terrestre y submarina, entre muchas otros.​

¿En qué invierten los proyectos verdes? ¿qué proyectos están incluidos dentro de esta clasificación? La Asociación Internacional de Mercados de Capitales (ICMA) ha definido una guía de buenas prácticas (conocida como los Green Bond Principles) donde se detallan los requisitos y características que deben reunir los bonos verdes para recibir esta certificación. Por tanto, los proyectos verdes se encuadran en las siguientes categorías:​

  • Energías renovables, incluyendo producción, transmisión y productos.​
  • Eficiencia energética, donde se incluyen edificios nuevos y reformados, almacenamiento de energía, calefacción urbana, redes inteligentes, dispositivos y productos.​
  • Conservación de la biodiversidad terrestre y acuática, protegiendo los ecosistemas marinos, costeros y de cuencas.​
  • Fomento del transporte limpio, como el transporte eléctrico, híbrido, público, ferroviario, no motorizado, transporte multimodal, además de la construcción de nuevas infraestructuras para vehículos de energía limpia y reducción de emisiones nocivas.​
  • Gestión sostenible del agua, incluida toda la infraestructura necesaria para hacer llegar el agua potable y el tratamiento de las aguas residuales.​
  • Adaptación al cambio climático, especialmente los sistemas de apoyo a la información, observación del clima y los sistemas de alerta temprana.​
  • Edificios ecológicos que cumplan las normas y certificaciones reconocidas a nivel regional, nacional y, por supuesto, internacional.​

En definitiva, para que un proyecto pueda recibir la etiqueta verde tiene que contar con fondos que vayan a ser destinados a proyectos que luchen contra la contaminación, supongan la creación de infraestructuras de energías renovables, pongan en marcha iniciativas de adaptación al cambio climático o fomenten la gestión sostenible de recursos naturales, entre muchos otros.​